"FANTASMA" como la representación visual,
acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona fallecida que, por
diferentes motivos o circunstancias de su transitar como ser humano por
el mundo de la vida, se ve aferrado a la misma bajo otra forma de
existencia no física, manifestándose de diferentes formas ante seres
humanos (familiares o amigos dependiendo del grado de vinculación entre
ellos u otras personas y desconocidas para éste ente) y en determinados
lugares dependiendo de la carga psíquica existente para ellos y en
ellos.
En la obra Las Fuerzas Físicas de la Mente (Editorial Sal Térrea, 1969),
Oscar González Quevedo define el concepto de Fantasmogénesis como "el
fenómeno de la producción ectoplásmica de un fantasma, al menos en
apariencia entero, de persona, animal o cosa. El fantasma tiene cierta
consistencia material, aunque es más o menos tenue, transparente, con
poquísimo peso con relación al modelo reproducido. No es necesario decir
que ocurrieron fraudes y tentativas de engaño, lo que dio mayor mérito a
la comprobación de los fenómenos auténticos. La formación del fantasma
es un fenómeno de ideoplastia, plastificación externa de la imagen
inconsciente que tiene el médium, y dependiente de éste en todo: peso ,
materia, movimiento, sensibilidad, etc. Este fenómeno está, por lo
tanto, clasificado entre los extra-normales".
Cuando el fallecimiento de un ser se completa, de su cuerpo físico se
supone que se desprenden los cuerpos etéreos (cuerpo mental, emocional y
espiritual). Estos tres cuerpos que forman una unidad llamada CUERPO
ETÉREO forman lo que se denomina el Cuerpo Astral. Se han constatado que
tras el fallecimiento de una persona el cuerpo físico pierde
(aproximadamente) unos 150 gramos de peso que muchos presuponen que se
podría tratar del peso del cuerpo astral. No obstante todo esto no es
más que un planteamiento especulativo. Es evidente y también se ha
comprobado que esa pérdida de peso es común en todos los fallecidos y,
en principio, no se debe a ninguna causa aparentemente explicable
(perdida de tejidos, volumen de aire en los pulmones, líquidos o fluidos
corporales, etc...)
El cuerpo astral, conformado por el mental, el emocional y el
espiritual, tiene la capacidad de "despedirse" de sus seres queridos y
de recorrer el mundo físico volando, así como los hechos que experimentó
en vida. Una vez que el cuerpo astral hace lo que cree que tenía que
hacer (en nuestra vida y en nuestro mundo de Vida), el cuerpo espiritual
lo abandona y asciende a la dimensión luminosa que se vislumbra en los
viajes astrales y en las experiencias de pre-muerte, dejando atrás al
cuerpo mental y al cuerpo emocional. El cuerpo mental y el cuerpo
emocional, entonces, conforman el cuerpo de lo que conocemos como
fantasma o espíritu desencarnado, y este fantasma, sin la insuflación
del espíritu esencial, comienza a desgastarse. El fantasma piensa y
recuerda, y se puede manifestar y actuar en nuestro mundo físico a
través de un médium, una casa encantada o una persona sensible para
cumplir una promesa, para instruir o inspirar a un humano vivo, o para
conseguir, a través de los vivos, lo que ya no puede conseguir como
muerto.
Pero llega un momento en el que el cuerpo mental se despega del cuerpo
emocional, y se reúne con el cuerpo espiritual, ya sea para vivir en el
más allá o para renacer en la Tierra, y deja al cuerpo emocional solo.
Este cuerpo emocional se convierte, al perder la capacidad de pensar y
razonar, en un fantasma emocional, que sólo actúa por deseos y
emociones, sin saber qué es lo que hace ni qué es lo que quiere, y,
dependiendo de sus emociones, actuará sobre los seres vivos de la
Tierra. A veces sólo se dedica a vagar e impresionar a las personas
sensibles, pero en otras ocasiones llega a causar verdaderos problemas a
los vivos. Este tipo de fantasma es el más común, y a él se debe que
las religiones de todos los tiempos hayan considerado seres perversos y
malignos. Su tiempo de duración en la Tierra puede ser muy largo si está
protegido por una estructura material, como una casa o castillo. Son
muy asustadizos y débiles e incluso la indiferencia de los vivos pueden
llegar a destruirlos.
El cuerpo emocional está más apegado a la Tierra de los vivos y es que
más trabajo le cuesta salir del mismo. Mientras se mantenga viva la
llama del recuerdo en un mortal sobre el difunto en cuestión, su cuerpo
emocional se mantendrá atado al lugar. Somos los humanos, en gran
medida, los culpables de mantenerlos aún junto a nosotros en el recuerdo
y bajo otra forma de existencia... La representaciones del cuerpo
emocional suelen ser fantasmas tristes y neuróticos, carentes de
inteligencia que se encuentran atrapados en un mundo al que no le
encuentran la salida... Debemos de tener en cuenta que los fantasmas
pueden ser incluso reales sólo por el esfuerzo de nuestra imaginación, o
pueden ser producto de nuestras supersticiones, inseguridades e
ignorancia.
También pueden estar presentes en nuestras frustraciones, deseos,
ansiedades y miedos. Y pueden ser manifestaciones de una zona poco
dominada y menos conocida de nuestra mente. Pero por el simple hecho de
provenir de nuestras propias regiones internas y psíquicas adquieren
proyección, influencia y vida, como cualquiera de las otras cosas que
nos suceden, sea cual sea el origen.