El
exorcista de la Archidiócesis de Valencia (España), el canónigo
Salvador Roca, relata en una entrevista al semanario religioso "Paraula"
que en los últimos 10 años ha practicado "10 ó 12 exorcismos". "De
posesión diabólica, yo no he tenido más que uno. Fue una experiencia
tremenda y prefiero no contarlo", explica el penitenciario de la
Catedral de Valencia a esta publicación del arzobispado.
Roca
señala que la existencia del demonio, un creyente "no puede ponerla en
duda". "Yo no he visto al demonio cara a cara, pero no tengo ganas de
verle ni siquiera por la espalda", matiza antes de añadir que si que ha
podido apreciar son "sus huellas, sus efectos en algunas personas, no
muchas afortunadamente".
El
penitenciario, entre cuyas misiones está el estudio de los hechos que
el llama paranormales, lamenta el auge de la brujería, adivinadores, y
echadores de cartas, que lo atribuye a "pura inconsciencia y pura moda".
"Hay quien no cree en Dios, que es amor, y sí cree en amuletos falsos y
dioses falsos importados de otras partes y se somete a ritos absurdos
cuando no violentos", concluye.
En
este sentido, advierte de que rituales como la "ouija", el tablero con
las letras del alfabeto alrededor del cual se reúnen varias personas con
intención de comunicarse con los espíritus, aunque "no deja de ser un
juego de niños", se convierte en peligroso "cuando se mete en el terreno
de las invocaciones satánicas". Así, relata que ha tenido que asistir a
jóvenes "a quienes todas esas prácticas les han trastornado
profundamente".
Entre
estos casos, Roca relata el de una joven "remitida por una psiquiatra
que no podía, a pesar de dos años de tratamiento, solucionar sus
problemas, que no eran solo mentales: sufría una obsesión diabólica".
"Todo partía de un "jueguecito" de estos con invocación al demonio",
aclara.
Acorralados por el mal
El
exorcista valenciano diferencia entre posesión diabólica, "que es muy
rara", y la obsesión diabólica, que es "como si el demonio tuviera a una
persona en estado de sitio, como si "cual león rugiente estuviera dando
vueltas a su alrededor intentando devorarle"".
Roca
informa de que actualmente "es frecuente que personas que se someten a
ritos mágicos principalmente importados de África e Hispanoamérica,
presenten los mismos síntomas de la obsesión diabólica". A todo esto hay
que añadir, observa el canónigo que en Valencia "desde muy antiguo hay
gentes muy propensas a entregarse a las supersticiones y ritos mágicos".
El
canónigo penitenciario cuenta que muchos de los feligreses que
requieren de sus servicios son personas que le reclaman que les
practique "un exorcismo para librarse de,... por ejemplo: que todo le
sale mal, no encuentra trabajo, la novia le ha dejado, no tiene
amigos,... Y les has de decir que todo eso es cuestión de pura mala
suerte, de la que, en algunos casos, ellos son responsables por su
propia actitud negativa ante la vida". A éstos, simplemente, les
recomienda que cambien su forma de ver las cosas.
Otro
tipo muy diferente, prosigue, es el de gente que padece enfermedades
mentales que producen alucinaciones. "Con bastante frecuencia el enfermo
atribuye estas sensaciones a la intervención diabólica". En su opinión,
estos casos "tienen que ser tratadas medicamente, no se debe practicar
un exorcismo a una persona así".
Drogas, sexo y alcohol
Roca
detalla que la mayoría de la gente que le pide ayuda "es porque se
sienten con algún mal que no pueden superar y atribuyen al influjo del
demonio". "Normalmente te dicen que están en tratamiento psiquiátrico
pero no son constantes en el mismo".
También
atiende a personas que vienen "trastornadas con algo bastante frecuente
hoy, la droga". "Algunas son alucinógenas y si, además, las mezclan con
sexo, alcohol y con un tipo de vida que les impide concentrarse en un
trabajo, se encuentran degradados y no pueden salir de esta situación
porque les faltan los medios". Algunas de estas personas, recalca, "han
perdido todo lo que se puede perder en la vida: familia, amigos,
trabajo...". Ante estas situaciones límite, el canónigo no recomienda
realizar exorcismos, sino "una oración y hablar con la persona".
"Paraula"
también destaca que el único exorcista de Cataluña es el dominico
valenciano Juan José Gallego, quien en los últimos tres años ha recibido
a unas 100 personas, la gran mayoría de los cuales se trataba de
"influencias". Explica que siempre pide certificados psiquiátricos
porque debe ser cauteloso.
El
canónigo Salvador Roca se enfrenta al diablo totalmente gratis, según
cuenta en las páginas de "Paraula". "Espero que mi paga sea la que el
Señor promete a todos aquéllos que hacen su voluntad", cuenta para, a
renglón seguido, afirmar "no cobramos nunca". "En algún caso, alguna
persona agradecida ha querido darme algún dinero, pero jamás hemos
aceptado ningún dinero por practicar un exorcismo ni dar algún consejo
que tenga que ver con nuestro ministerio", apunta. Actualmente la Seu de
Valencia tiene dos canónigos penitenciarios, Salvador Roca y Adolfo
Barrachina "A veces te dicen: "Para los pobres", y siempre les decimos
"Délo usted mismo a los pobres, a Cáritas". El exorcista de la
Archidiócesis justifica su actitud: "No podemos ponernos al mismo nivel
que aquéllos que cobran por engañar a la gente, como los que hacen
curanderismo, brujería, etc, que lo primero que hacen es presentar una
tarifa y cobrar".